Endodoncia

Como explica la Asociación Española de Endodoncia, la Endodoncia es la rama de la Odontología que trata de la morfología, fisiología y patología de la pulpa dental y de los tejidos alrededor de la raíz.

 

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Preguntas frecuentes

Como explica la Asociación Española de Endodoncia, la Endodoncia es la rama de la Odontología que trata de la morfología, fisiología y patología de la pulpa dental y de los tejidos alrededor de la raíz. Dentro del diente, debajo del esmalte (la parte visible del diente) y la dentina, hay un tejido blando llamado pulpa. La pulpa contiene vasos sanguíneos, nervios y tejido conectivo que alimenta al diente durante su formación. La pulpa es importante durante el crecimiento y formación del diente. Sin embargo, cuando el diente haya madurado completamente, puede sobrevivir sin la pulpa. La alteración de la salud de la pulpa del diente puede ser debida a diferentes causas, como por ejemplo, las lesiones profundas de caries o los traumatismos dentales. Los tratamientos endodónticos son procedimientos que tratan el interior del diente o buscan preservar su salud e integridad, con la finalidad de mantener la dentición natural, el hueso y la encía que la rodea, así como su funcionalidad. Ayuda a conservar una sonrisa natural, comer con comodidad y a que, con un adecuado cuidado, el diente pueda durar como el resto de la dentición. La Endodoncia se ocupa de prevenir las infecciones dentales, de su curación y de regenerar el propio hueso perdido alrededor del diente como consecuencia de la patología dental como ninguna otra especialidad bucodental. La Endodoncia se basa en la evidencia científica con el objetivo de salvar el diente y mantener los tejidos que lo rodean, ya sea la encía o el hueso. Cuando un diente presenta una infección severa y requiere tratamiento endodóntico, ese tratamiento está diseñado para eliminar las bacterias de los conductos del diente, prevenir su reinfección y salvar el diente natural.
El tratamiento endodóntico es necesario cuando la pulpa dental se inflama o se infecta. Esto puede ocurrir por varias causas: caries profunda, traumatismos o fracturas en el diente y por otros procesos patológicos que puedan afectar al diente. Si no se trata la inflamación o la infección de la pulpa, puede presentarse dolor intermitente o constante y, a veces, puede aparecer un flemón (con hinchazón de la encía de la mucosa oral) o una fístula (con supuración). Señales de una pulpa dañada incluyen: dolor, sensibilidad prolongada al frío o al calor, cambios de color, e hinchazón y molestia en las encías de alrededor del diente. A veces, no hay síntomas. También podría estar aconsejado el tratamiento endodóntico en dientes que requieran tallados para la posterior colocación de coronas o puentes fijos.
Primero se realiza el examen clínico y radiográfico. A continuación , se administra anestesia local. Luego se coloca un dique de goma para mantener el diente aislado, limpio y sin contacto con la saliva durante el procedimiento. Seguidamente, se hace una apertura en la corona del diente para acceder a los conductos donde se encuentra la pulpa. Se usan unos instrumentos y una solución irrigadora desinfectante para limpiar la pulpa de los conductos radiculares. Después, estos se rellenan con un material biocompatible, generalmente gutapercha con un cemento, para asegurar un sellado completo de los conductos. Para finalizar se coloca una restauración temporal o definitiva («empaste» o reconstrucción de la apertura realizada y de la porción de la corona que pudiera necesitarla).
En la mayoría de los casos los tratamientos pulpares pueden realizarse en una sola sesión, si bien en algunas ocasiones dependiendo de la situación clínica, la dificultad técnica del caso, la experiencia del profesional u otros parámetros, pueden hacer necesarias dos o más sesiones, siempre a juicio del/ de la profesional que lo realiza.
Estos tratamientos suelen ser prácticamente indoloros, ya que a día de hoy se utilizan anestésicos locales muy eficaces y de larga duración. Durante los primeros días después del tratamiento podrá notar sensibilidad o molestia en el diente, debido a la inflamación postoperatoria de los tejidos que rodean al diente. En estos casos su doctor/-a, le recetará la medicación adecuada. 
No sólo se puede sino que, en la mayoría de las ocasiones, es el tratamiento idóneo para resolver este problema. Un flemón se produce por la existencia de un proceso infeccioso en los tejidos que rodean el diente, muchas veces debido a una enfermedad de la pulpa. Con el tratamiento se elimina la pulpa que está enferma de manera irreversible y se consigue la desinfección de los conductos del diente. 
Se debe intentar no masticar o morder con el diente tratado hasta se realice la restauración definitiva del diente («empaste» o reconstrucción). Es fundamental no demorar en exceso la restauración de los dientes tras el tratamiento de conductos para evitar cualquier complicación o fractura de los mismos. Es importante que acuda a su dentista periódicamente (al menos, una revisión anual) para evitar la aparición de caries u otros factores que pudieran influir en el pronóstico del diente tratado. El cual, se comportará igual que los demás tanto en su función como en su duración, requiriendo los mismos cuidados de higiene, prevención y revisiones periódicas que cualquier otro diente. 

Después de una terapéutica de este tipo, el diente tratado y correctamente restaurado no es más frágil. En los casos de dientes posteriores (premolares y molares), puede ser conveniente proteger la corona del diente (la parte visible, que sobresale de la encía) mediante reconstrucciones adecuadas, para una mayor durabilidad de los mismos.

La mayoría de los dientes tratados duran tanto como los otros dientes. En pocos casos, un diente que ha sido sometido a un tratamiento endodóntico no se cura o el dolor continúa. En otras ocasiones, el diente puede doler o enfermarse meses o hasta años después de un tratamiento. Ante estas situaciones, puede ser necesario repetir el tratamiento endodóntico (reendodoncia) o realizar un tratamiento quirúrgico periapical (en el extremo de la raíz del diente).

La prioridad debe ser la de intentar que se mantengan los dientes naturales. Cuando no es posible, la alternativa es la extracción dentaria y su sustitución por un implante con la correspondiente rehabilitación protética. Las únicas contraindicaciones para no mantener un diente en la boca por medio de un tratamiento endodóntico son: la presencia de una fractura insalvable del diente, imposibilidad de ser restaurado o de acceder a los conductos radiculares (por calcificaciones o variaciones anatómicas), que exista una proporción desfavorable entre la corona y la raíz, o que el diente no tenga un soporte de hueso adecuado.